por Nah, no era la vuelta ciclista ni mucho menos, pero el vampiro allí presente se disponía a dar la vuelta por todo aquel enorme recinto para ir familiarizándose con el. Acaba de cerrar la puerta, y la enorme tranquilad lo invadió de nuevo, como momentos antes, sus ojos recorrieron la estancia lentamente, era un lugar antiguo, se veía a la legua, y muy bien diseñado si señor, la enorme escalera que ascendía conducía a los pisos superiores donde se encontraba su habitación, pero no quería ir allí, de momento no, prefirió visitas los demás recintos de aquella enorme mansión, si el hall le había impresionado, no podía imaginarse siquiera el pasillo. Estaba a punto de dar un paso, pero un ruido rompió el silencio, y eso no era bueno, la puerta que daba al jardín tronó apresuradamente, y, ¿quién entró?, si, la chica del lago, no, la diablesa no, la vampiresa, una pena, ahora tendría que volver a irse cuanto antes, no le gustaban los ruidos, y esa chica de por si parecía el ruido personificado, era bella, si, pero demasiado ruidosa. Por eso empezó a caminar, a saber donde llevaban ahora sus pasos, lentos, rítmicos, pero lentos.
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